Analizamos sus parciales y los comparamos con los del récord de Stian Angermund-Vik (2017), los de su última participación (2019) y los de la primera (2007). Además, vemos los datos de Strava y la estrategia (también de alimentación) en carrera que allí ha publicado.
Como todo el mundo sabe, el pasado fin de semana Kilian Jornet ofreció un nuevo recital en Zegama. Tras dos años sin competición, el corredor no se quiso perder el regreso del maratón de montaña más prestigioso del mundo y acabó llevándose su décima txapela con 3:36:40, estableciendo el nuevo récord de la prueba.
“Las condiciones estaban muy bien. Estaba seco, no había barro, hacía bastante calor, pero el público nos dio alas. Son 10 victorias, el récord… pero sobre todo me siento orgulloso de poder venir aquí. Encontrarme con la organización es la afición y lo que realmente me gusta de venir a Zegama”, apuntó ya en meta, en la entrevista de la retransmisión.
La carrera, de 42 km y 2.750 m de desnivel positivo partió muy rápido y, sorprendentemente, esta vez era el propio deportista catalán quien se ponía a estirar el grupo tras el primer bucle por Zegama. Pulsaciones a 190 y ritmo de 4:07/km en el primer kilómetro, sus intenciones estaban claras.
A esa velocidad, solo un selecto grupo de corredores (Davide Magnini, Elhousine Elazzaoui y Robert Pkemboi) aguantó hasta la llegada a Sancti Spíritu (km 19,6), que hicieron en 1:43:12, también el mejor tiempo de la historia. Como referencias, el tiempo de Stian Angermund-Vik (récord anterior) allí fue de 1:48:02, el del propio Kilian en 2019 1:46:26 y el de su primera participación y victoria en 2007, 1:54:44.
En la subida hasta el Aizkorri (km 22), alternándose en cabeza con Davide, siguieron apretando y se quedaron solos. 22 minutos y 1 segundo les costó superar la subida más multitudinaria del mundo del trail running, de 2,3 km y 526 m positivos. Otra vez el mejor parcial histórico, frente a los 23:16 de Stian o a sus 25:16 de 2019 (23:41 en 2007). “Tenía una estrategia de dónde guardar y dónde apretar. Iba mirando también para ir comiendo y bebiendo, porque hoy con el calor se necesitaba comer”, continuó el corredor.
Fue en los llanos de Urbía y especialmente en la subida al Andraitz (km 30) donde se empezó a despegar del joven corredor italiano. La bajada hasta la línea de meta fue otro espectáculo para nunca antes visto. 46 minutos y 9 segundos (según los tiempos de control, según Strava son 45:14) le costó unir los 1.432 m de esta peña calcárea con la abarrotada plaza de Zegama que le estaba esperando como oro en paño. 48:02 había sido el tiempo de Stian en 2017, 49:40” el suyo en 2019 y 46:51 en 2007.
“Había estado entrenando muy bien para hacer los últimos 10 km y fue allí donde intenté irme. Hasta el Aizkorri no puedes saber si vas bien de cara al récord por las condiciones pero allí me di cuenta de que era posible e intenté conseguirlo”, explicó en la retransmisión.
Finalmente, 3 horas, 36 minutos y 40 segundos, un tiempo que probablemente se mantenga durante mucho tiempo y es que para batirse se necesitan dos factores casi únicos: de alguien tan fuerte como Kilian Jornet (o tal vez él mismo) y unas condiciones tan benignas como las habidas el pasado domingo 29 de mayo.
Preguntado por los recuerdos de su primera experiencia en Zegama, cuando tenía 19 años y se encontraba en el primer año de universidad, explicó: «la primera vez que corrí necesité volver a casa muy rápido porque tenía exámenes del instituto después. Ahora soy mayor y tengo dos hijas, he cambiado mucho, pero aquí hay el mismo ambiente, es la misma carrera. Es bonito estar aquí, ver que el deporte está evolucionando pero la esencia se mantiene”.